Lo que dice «Menón» de Platón sobre la virtud

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Menón es uno de los diálogos más famosos de Platón, en el que aborda diferentes definiciones y características acerca de la «virtud». También plantea distintos argumentos sobre su enseñanza y la posibilidad de que forme parte del saber innato, propio del ser humano. Además, introduce el concepto de «reminiscencia», que es la capacidad de recordar el conocimiento que posee el alma.

Quién fue Platón

Platón fue un filósofo ateniense que vivió en la Antigua Grecia, a fines del siglo V a.C. y principios del siglo IV a.C. Fundó la prestigiosa Academia de Atenas, cuna de los estudios filosóficos de su tiempo y de épocas posteriores. Allí también se formaron otros filósofos famosos como Aristóteles, Espeusipo, Xenócrates de Calcedonia, Crates de Triasio, Eudoxo de Cnidos, Heráclides Póntico, el emperador Juliano y Basilio de Cesarea, entre otros.

La gran influencia de Platón fue su maestro y mentor, el famoso filósofo Sócrates.

Las ideas de Platón están incluidas en los más de 30 diálogos y alegorías de su autoría. La mayoría de sus obras se preservaron de manera intacta y abarcan temas de política, filosofía, ética, metafísica, psicología, antropología, cosmogonía y otras disciplinas.

Entre las obras más importantes de Platón, se incluyen: La república, Apología de Sócrates, Menón, Critón, Protágoras, Trasímaco, El banquete, Fedón, Sofistas y Leyes, entre otras.

A Platón se le atribuyen distintas teorías filosóficas, como la «teoría de las formas» y la «teoría de la reminiscencia».

Se estima que falleció a los 80 años de edad. Actualmente, se lo considera el padre de la filosofía occidental moderna.

Sobre la obra Menón

Menón o De la Virtud, es uno de los diálogos de Platón, a través del cual, y por medio de la conversación entre sus personajes, este reflexiona sobre la naturaleza de la virtud. Se trata de un clásico que aborda temas metafísicos y morales. Se estima que Platón lo escribió entre los años 385 a.C. y 402 a.C.

En Menón, aparecen cuatro personajes:

  • Menón: un joven de Tesalia, discípulo de Gorgias, que cree saber lo que es la virtud.
  • Sócrates: el filósofo y maestro de Platón, quien refuta los argumentos de Menón y lo guía en la búsqueda de las definiciones.
  • Ánito: un ateniense adinerado, que más tarde participaría en la acusación contra Sócrates y la condena de éste.
  • Esclavo de Menón: que forma parte de la demostración de Sócrates para probar la relación entre las creencias y el conocimiento.

Esta obra se puede dividir en cuatro partes principales:

  • Las definiciones de «virtud».
  • Los argumentos que prueban que el conocimiento es innato.
  • El debate sobre si se puede enseñar la virtud o no.
  • Las posibles razones de la inexistencia de maestros que enseñen la virtud.

Primera parte: las definiciones de la virtud

El diálogo de Menón comienza expresando un interrogante interesante: ¿se puede enseñar la virtud? A partir de este planteamiento, Sócrates, afirma que desconoce lo que es la virtud y por lo tanto no sabe si se puede enseñar. Ante esta respuesta, comienzan un debate para definir la virtud.

En el transcurso del díalogo, queda en evidencia la confusión e ignorancia de Menón, y la sabiduría innata del esclavo, que supuestamente era ignorante y carecía de toda formación.

Además de presentar tres definiciones de virtud, en Menón surgen otros conceptos sobre el alma, el conocimiento y la capacidad de recordar.

Primera definición

La primera definición de Menón sobre la virtud sostiene que esta difiere según la persona que se trate, ya sea un hombre, una mujer, un niño o un anciano. De esta manera, habría diferentes definiciones de virtud, algo contraproducente a la hora de crear un concepto único.

[…] MENÓN: En primer lugar, si quieres la virtud del hombre, es fácil decir que ésta consiste en ser capaz de manejar los asuntos del Estado, y manejándolos, hacer bien por un lado a los amigos, y mal, por el otro, a los enemigos, cuidándose uno mismo de que no le suceda nada de esto último. Si quieres, en cambio, la virtud de la mujer, no es difícil res­ponder que es necesario que ésta administre bien la casa, conservando lo que está en su interior y siendo obediente al marido. Y otra ha de ser la virtud del niño, se trate de varón o mujer, y otra la del anciano, libre o esclavo, se­gún prefieras. Y hay otras muchas virtudes, de manera que no existe problema en decir qué es la virtud. En efec­to, según cada una de nuestras ocupaciones y edades, en relación con cada una de nuestras funciones, se presenta a nosotros la virtud, de la misma manera que creo, Sócra­tes, se presenta también el vicio. […]

Sin embargo, a Sócrates no le convence esta definición y le recuerda a Menón que todos los seres humanos tienen la misma esencia, y por lo tanto, pueden llegar a un mismo concepto de virtud para todos. Asimismo, después de esta definición, en el diálogo se establece que la virtud está formada por la moderación y la justicia.

Segunda definición

En la segunda definición de Menón, este afirma que la virtud es la capacidad de gobernar a otros, es decir, de poder mandar o ejercer poder.

[…] MENÓN: Pues, ¿qué otra cosa que el ser capaz de go­bernar a los hombres?, ya que buscas algo único en todos los casos. […]

Sócrates refuta este argumento poniendo como ejemplo el caso de los niños y los esclavos, que no pueden mandar a sus padres o amos, respectivamente.

Tercera definición

En la tercera definión de virtud, Menón sostiene que es el deseo de poseer cosas bellas o buenas.

[…] MENÓN: Pues me parece, entonces, Sócrates, que la vir­tud consiste, como dice el poeta, en «gustar de lo bello y tener poder» . Y así llamo yo virtud a esto: desear las cosas bellas y ser capaz de procurárselas. […]

En este caso, Sócrates sugiere que las personas desean las cosas que creen que son buenas, y estas pueden serlo o no. Por lo tanto, se abre un debate sobre lo sería lo bueno. Aquí nuevamente aparece la posibilidad de definir a la virtud como la capacidad para procurar cosas con justicia y moderación.

Segunda parte: la propiedad innata del conocimiento

En la segunda parte del Menón, los personajes buscan comprender si el conocimiento es, en realidad, innato o no. Aquí surgen varios conceptos importantes:

  • La paradoja de Menón: sugiere que sabemos algo o no. Si tenemos conocimiento sobre algo, no es necesario que lo investiguemos más. Pero si es algo que no sabemos, no podemos preguntar, porque desconocemos lo que estamos buscando y no lo reconoceremos en caso de encontrarlo.
  • La inmortalidad del alma: la existencia del alma que realiza un proceso de acumulación del conocimiento a medida que reencarna en diferentes vidas.
  • La definición de aprendizaje: un proceso de recordar lo que uno ya sabe.
  • La diferencia entre creencia y conocimiento: a través de la demostración del esclavo, a quien Sócrates plantea un problema de geometría. En él, el esclavo debe duplicar el área de un cuadrado. Ante los intentos fallidos del esclavo, se pone de manifiesto la diferencia entre creer saber algo y saberlo realmente.

La reminiscencia

Además de estos conceptos, en esta parte del diálogo también se introduce el concepto de reminiscencia. Este término se define como la capacidad de recordar algo. Pero Platón lo asocia a la posibilidad de recordar el conocimiento previo, acumulado en el alma inmortal.

Esta teoría de la reminiscencia afirma que todo el conocimiento es innato y que solo necesitamos recordarlo.

Tercera parte: la enseñanza de la virtud

En la tercera parte aparece el personaje de Ánico y comienza el debate sobre si se puede o no enseñar la virtud. Aquí se presentan argumentos que buscan apoyar la idea de que la virtud es algo bueno y benéfico, que va acompañado de la prudencia. Según estos argumentos, se concluye que la virtud se puede enseñar.

Sin embargo, Sócrates pone en duda esas afirmaciones ante la inexistencia de maestros que enseñen la virtud.

Además, en esta parte del Menón, se reafirma la idea de Platón, de que, de alguna manera, la virtud es conocimiento.

Cuarta parte: ¿por qué no existen maestros de la virtud?

En esta última parte se debaten las razones de por qué no hay maestros que enseñen la virtud o cómo ser una persona virtuosa. Asimismo, se ponen como ejemplos a atenieses renombrados como Pericles, Temístocles y Arístides, que si bien eran hombres buenos y lograron enseñar a sus hijos algunas habilidades específicas, no les enseñaron a ser tan virtuosos como ellos.

Al final del Menón, se expresa una paradoja sobre la virtud. Por un lado, la virtud se puede enseñar porque es un tipo de conocimiento. Pero por otro lado, no existen maestros de virtud, por lo tanto, no se puede enseñar a otros.

Para explicar que los hombres buenos sean virtuosos, Platón, a través del diálogo de Sócrates, sugiere que hay un componente divino, que escapa al deseo o la intención de los hombres.

Bibliografía

  • Platón. Diálogos II. (2016). España. Gredos.
  • Fernández De La Cueva, M. Platón Menón, o de la virtud. (2012). España. ViveLibro.
  • Politzer, G. Principios elementales y fundamentales de la filosofía. (2020, 2da. edición). España. Ediciones Akal.
Cecilia Martinez (B.S.)
Cecilia Martinez (B.S.)
Cecilia Martinez (Licenciada en Humanidades) - AUTORA. Redactora. Divulgadora cultural y científica.

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