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Dentro de los estudios de lógica, las falacias son argumentos que parecen válidos pero que por diferentes errores en su proceder resultan ser engaños. Estos engaños pueden utilizarse intencionalmente para aparentar tener la razón en un discurso o discusión, ya que a veces no es sencillo identificarlas fácilmente.
La falacia no implica necesariamente el uso de mentiras. Las premisas que conforman un argumento falaz pueden ser ciertas, pero la manera es que se usan o se conjugan es incorrecta, y es así como se origina el engaño.
La generalización apresurada consiste en inferir erróneamente una conclusión sin disponer de pruebas lógicas suficientes para ello. Así, se toma una conclusión como una verdad absoluta basándose en pocas pruebas o evidencias. Frases como “a todo el mundo le gusta el helado” y “correr es bueno para la salud” son ejemplos de generalizaciones apresuradas. Siempre podremos encontrar alguna persona que no le guste comer helado, por lo que la generalización es incorrecta. En el caso del ejemplo del ejercicio, una persona que tenga problemas en las rodillas no encontrará alivio en correr; es más, su salud puede verse afectada negativamente por el hecho de correr.
El dilema de la muestra
Contar con una muestra amplia, acorde con la conclusión esgrimida, no es necesariamente un método para validar las generalizaciones. La mayoría de los estudios científicos y de salud procuran incluir entre su muestra la mayor cantidad de individuos posibles para que sus resultados sean más amplios y generalizables. Sin embargo, al publicar sus resultados deben siempre especificar que el alcance de sus resultados se limitan a las condiciones de la población utilizada.
Por esta razón solemos leer que estos estudios describen sus participantes con muchos detalles: la edad, el sexo, la región en la que viven, su nivel de estudios, actividades diarias, dieta y muchas otras variables. Lo que se tome en cuenta dependerá del tipo de estudio realizado y de sus condiciones.
El sesgo en la generalización
Una manera muy común de caer en la falacia de la generalización se debe al uso de una muestra sesgada. Si, por ejemplo, el día del estreno de una película que pertenece a una trilogía famosa se realiza un sondeo a los espectadores y se concluye que a todos les encantó la película y que por lo tanto es un éxito, se podría estar cayendo en una falacia de generalización, pues sería de esperar que los asistentes al estreno sean ya seguidores entregados a la trilogía.
El problema del sesgo puede darse también en aquellos sondeos en los que la participación es voluntaria, como los que son en línea o por teléfono. En este caso solo aquellas personas con motivación para realizar el sondeo estarían formando parte de la muestra. Este comportamiento dejaría por fuera a todas aquellas personas para quienes el tema no sea relevante y cuya opinión pudiese alterar drásticamente los resultados.
Los estereotipos
Una manera muy conocida de generalización son los estereotipos. Cuando un grupo de personas comparten ciertas características o cualidades se tiende a pensar que además van a comportarse o pensar de la misma manera. Los estereotipos suelen ser generalizaciones negativas y solo pueden superarse mediante el pensamiento crítico y el razonamiento personal.
Referencias:
Shulman, M. (2020) El amor es una falacia. Disponible en: https://decsa.uchile.cl/wp-content/uploads/AmorComoFalacia.pdf
Damborenea, R. (2000). Diccionario de falacias. Disponible en: http://tribunalsuperiordecucuta.gov.co/wp-content/uploads/2017/06/DICCIONARIO-DE-FALACIAS.pdf