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La trágica historia de Hamlet, príncipe de Dinamarca (The Tragicall Historie of Hamlet, Prince of Denmarke) de William Shakespeare se considera una de las obras literarias más ricas en propuestas temáticas del inglés. La trama de la tragedia transcurre alrededor de la decisión del príncipe Hamlet sobre tomar venganza por la muerte de su padre y asesinar a su tío. Los temas principales que se desarrollan son el contraste entre las apariencias y la realidad, la venganza en la acción y la pasividad y la naturaleza de la muerte.
Las apariencias y la realidad
La dualidad entre la realidad y la fantasía es un tema recurrente en las obras de Shakespeare y a menudo difumina la frontera entre la actuación y la expresión de la realidad de las personas. En Macbeth, el personaje central le dice al rey Duncan hacia el final del acto I, cuando ya tiene intenciones de asesinarlo: «la cara falsa debe ocultar lo que el falso corazón sabe». Al comienzo de Hamlet, el príncipe se pregunta hasta qué punto puede confiar en la aparición fantasmal. ¿Es realmente el fantasma de su padre o es un espíritu maligno cuyo propósito es inducirlo al pecado del asesinato? La incertidumbre es un aspecto fundamental de la narrativa a lo largo de toda la obra, ya que las manifestaciones del fantasma determinan gran parte de la trama.
La locura de Hamlet desdibuja la línea que divide las apariencias de la realidad. En el acto I, Hamlet afirma que planea fingir locura. Sin embargo, en el transcurso de la obra se vuelve cada vez menos claro el presupuesto de que solo finge estar loco. Quizás el mejor ejemplo de este mensaje confuso se encuentra en el acto III, cuando Hamlet rechaza a Ofelia, dejándola así completamente perturbada respecto a cuáles los sentimientos de Hamlet hacia ella. En esta escena Shakespeare refleja brillantemente la confusión a través de la elección del lenguaje. Cuando Hamlet le dice a Ofelia «que te lleve a un convento», un auditorio isabelino percibiría un juego de palabras en el término convento; por un lado estaba asociado a un lugar de piedad y castidad, pero en el lenguaje común de la época también se asociaba convento con prostíbulo. Este colapso de los opuestos refleja no solo el estado de confusión de la mente de Hamlet sino también la incapacidad tanto de Ofelia como del espectador de interpretarlo correctamente.
La apariencia y la realidad se refleja en la idea shakesperiana del juego dentro de un juego. Hay que recordar la frase «todo el mundo es un escenario» en Como gustéis, otra obra de Shakespeare. El planteo del público que observa a los actores de Hamlet mirando una obra, El asesinato de Gonzago, sugiere que se alejen y consideren la forma en que ellos mismos podrían estar en un escenario. Por ejemplo, dentro de la obra, las mentiras y la diplomacia de Claudio son claramente una simple simulación, al igual que la fingida locura de Hamlet. Pero ¿no es otra simulación la inocente aquiescencia de Ofelia a la petición de su padre de que deje de ver a Hamlet, ya que claramente no quiere desdeñar a su amante? Aquí Shakespeare está planteando que también somos actores en nuestra vida cotidiana, incluso cuando no queremos serlo.
La venganza: acción y pasividad
La venganza es el catalizador de la acción en Hamlet. La orden del rey fantasma al príncipe Hamlet de buscar venganza por su muerte lo lleva a actuar o elegir la alternativa de permanecer pasivo. Sin embargo, la obra no es un simple drama basado en la venganza. El príncipe Hamlet pospone continuamente la venganza que se supone que debe ejercer. Incluso considera su propio suicidio en lugar de matar a Claudio; sin embargo, se plantea el tema de la vida después de la muerte y el castigo por suicidarse.
De forma similar, cuando Claudio decide que debe matar a Hamlet, envía al príncipe a Inglaterra con una nota para que lo ejecuten otros, en vez de hacerlo él mismo. La acción contundente de Laertes plantea un fuerte contraste con la pasividad de Hamlet y Claudio. Tan pronto como se entera del asesinato de su padre, Laertes regresa a Dinamarca, dispuesto a vengarse de los asesinos. Es solo a través de gestos y argucias cuidadosas e inteligentes que Claudio logra convencer al enfurecido Laertes de que Hamlet tiene la culpa del asesinato.
Pero en el final de la obra todos consiguen su venganza: el padre de Hamlet, cuando Claudio muere; Polonio y Ofelia, cuando Laertes mata a Hamlet; Hamlet mismo, mientras mata a Laertes; incluso Gertrudis, culpable de adulterio, muere al beber de la copa envenenada. Además, el príncipe Fortimbrás de Noruega, que buscaba venganza por la muerte de su padre a manos de los reyes de Dinamarca, irrumpe para encontrar asesinada a la mayoría de la familia real, responsable del crimen. Pero quizás esta trama fatalmente entrelazada tiene un mensaje de mayor trascendencia: la destrucción que conlleva en una sociedad la valoración de la venganza.
La muerte, la culpa y la vida después de la muerte
Desde el comienzo de la obra se plantea el tema de la muerte. La aparición del fantasma del fallecido rey Hamlet, padre del protagonista de la obra, induce al público a plantearse cuales son los aspectos religiosos que se desarrollan en la obra. ¿Significa la aparición del fantasma que el padre de Hamlet está en el cielo o en el infierno?
El príncipe Hamlet se cuestiona aspectos de la vida después de la muerte. Se pregunta si al matar él mismo a Claudio se condenará al infierno. Al dudar de las palabras del fantasma, Hamlet también se pregunta si Claudio es culpable, como afirma el espectro. El interés de Hamlet de demostrar la culpabilidad de Claudio más allá de toda duda conduce el desarrollo de gran parte de la obra. Incluso cuando Hamlet se acerca al asesino de su padre para matarlo, levantando su espada en la iglesia sobre un desprevenido Claudio, hace una pausa y se pregunta si matar a Claudio mientras ora significaría que iría al paraíso; la idea de la vida después de la muerte permanece en su mente. En esta escena, el espectador puede apreciar las dificultades que enfrenta Claudio para poder rezar, ya que su corazón está agobiado por la culpa.
El suicidio es otro aspecto de este tema. La obra transcurre en una época en la que predominaba la religión cristiana, que sostiene que el suicidio condena al individuo al infierno. Sin embargo, Ofelia es sepultada en suelo sagrado tras suicidarse. De hecho, su aparición final parece indicar su inocencia, ya que canta sencillas canciones y distribuye flores; es un marcado contraste con la naturaleza supuestamente pecaminosa de su muerte.
Hamlet aborda la cuestión del suicidio en su famoso soliloquio de «ser o no ser». Al considerar el suicidio en ese momento, Hamlet siente que el temor de algo después de la muerte le brinda una tregua. Este tema se repite en las calaveras que Hamlet encuentra en una de las escenas finales: le asombra el anonimato de cada calavera, incapaz de reconocer siquiera la de su bufón favorito, Yorick. Así, Shakespeare presenta la lucha de Hamlet por comprender el misterio de la muerte, que nos disocia incluso de los aspectos fundamentales de nuestra identidad.
Fuentes
- Hamlet. Hudson Shakespeare Company.
- Hamlet Synopsis. Shakespeare at Winedale. The University of Texas at Austin, College of Liberal Arts.
- Hamlet: Themes. SparkNotes.