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En 1809, el naturalista francés Jean Baptiste de Lamarck planteó la ley de herencia de rasgos adquiridos. De acuerdo con ella, los rasgos que se adquieren en vida serían trasmisibles a las siguientes generaciones. Por ejemplo, de acuerdo con Lamarck, aquellas jirafas que alargaron sus cuellos transmitieron este rasgo a sus descendientes, lo que explicaría las características del cuello de las jirafas modernas.
A partir de diversos estudios, se sabe que los rasgos adquiridos no están codificados en el ADN de un individuo, y por lo tanto no hay consenso científico suficiente como para afirmar que puedan transmitirse a la descendencia durante la reproducción. Para que un rasgo se transmita a la siguiente generación, debe estar en su ADN. Teniendo en cuenta esto, la teoría de Lamarck fue rechazada casi por completo después de 1930.
Actualmente, un rasgo adquirido se define como una característica que produce un fenotipo producto de la influencia ambiental. Un fenotipo es la expresión del genotipo, es decir, los rasgos que son observables (color de ojos, estatura, tipo de sangre, entre otros); el genotipo constituye los genes de un organismo.
A pesar del rechazo a la teoría de Lamarck, desde la década de 1990 se han observado fenómenos que aparentemente muestran lo que parece ser una herencia de rasgos adquiridos. Se han realizado estudios al respecto en organismos como plantas, gusanos y esperma de ciertos mamíferos.
Herencia de rasgos adquiridos en plantas
En 1962, en una investigación del Colegio Universitario de Gales se observó que plantas de lino cultivadas en medios ricos en nutrientes exhibieron un peso tres veces mayor si se las comparaba con las cultivadas en medios pobres en nutrientes. Este rasgo se transmitió durante seis generaciones, sin importar las condiciones de cultivo empleadas a partir de entonces. Al ver esto, los investigadores concluyeron que la inducción de nuevos rasgos puede transmitirse, dependiendo de las condiciones ambientales y de la constitución genética de las plantas.
Durante la década de 1990 se reportaron otros casos de herencia de rasgos adquiridos: enanismo en arroz, tiempos de maduración diferentes en híbridos entre trigo y centeno y floración temprana en plantas de lino, fueron rasgos inducidos que también se trasmitieron de manera estable en al menos dos generaciones.
Ahora bien, la base molecular de la herencia de los rasgos adquiridos no se conoce completamente. Se cree que los cambios en la expresión de los genes no se inducen por la alteración de la secuencia de nucleótidos, es decir, no ocurren debido a mutaciones. En cambio, se considera que la modificación en los fenotipos se presenta debido a algunos otros factores que responden de manera reversible a los estímulos externos.
Herencia de rasgos adquiridos en animales
En 2011, un estudio del Centro Médico de la Universidad de Columbia (CUMC) experimentó con gusanos redondos que desarrollaron resistencia a un virus y pudieron transmitir esa inmunidad a su descendencia durante generaciones consecutivas. Esto constituye unaevidencia directa de que un rasgo adquirido se puede heredar sin que el ADN esté involucrado.
En su estudio, los investigadores consideraron que el ácido ribonucleico de interferencia (ARNi) estaba involucrado en la herencia de los rasgos adquiridos. De manera habitual, el ARNi interviene en la defensa ante los virus. Cuando un virus infecta una célula, el ARNi degrada el ácido ribonucleico mensajero (ARNm) que normalmente hay en ella y que es compatible con el virus. De este modo, el virus no puede reproducirse.
La producción de ARNi puede promoverse de forma artificial al suministrar virus a individuos sanos. La actividad inmune que resulta de este procedimiento se observa en los animales tratados y en sus descendientes. Los investigadores concluyeron que la capacidad de defenderse del virus se «memoriza» en forma de ARN viral, que luego se transmite a las generaciones posteriores.
Por otra parte, se sabe que los ARN de los espermatozoides pueden mediar en la transmisión de fenotipos adquiridos por vía paterna, y de los derivados del estrés mental y de los trastornos metabólicos inducidos por la dieta. Sin embargo, aún se desconoce cuántos tipos de rasgos adquiridos se pueden transmitir a la descendencia a través de los espermatozoides, y bajo qué circunstancias ocurre esto.
En humanos se han reportado algunos casos de herencia de rasgos adquiridos. Uno que se menciona con frecuencia es el de las madres gestantes holandesas en estado de desnutrición, cuyos hijos y nietos resultaron susceptibles tanto a la obesidad como a otros trastornos metabólicos.
Estos hallazgos revisten interés para la epigenética, es decir, el estudio de los cambios en la función de los genes que son hereditarios y que no implican un cambio en la secuencia del ADN. A pesar de las controversias, conviene reevaluar la herencia lamarckiana desde el punto de vista de esta disciplina, teniendo en cuenta los estudios citados en plantas, nemátodos y en el esperma de mamíferos.
Fuentes
Columbia University Medical Center, CUMC. Howard Hughes Medical Institute. Acquired Traits Can Be Inherited via Small RNAs, 2011.
Chen, Q., Yan, W. & Duan, E. Epigenetic inheritance of acquired traits through sperm RNAs and sperm RNA modifications. Nat Rev Genet, 17, 733–743, 2016. https://doi.org/10.1038/nrg.2016.106
Sano H. Inheritance of acquired traits in plants: reinstatement of Lamarck. Plant signaling & behavior, 5(4), 346–348, 2010. https://doi.org/10.4161/psb.5.4.10803