Quemos, dios de los moabitas

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Las tribus moabitas se establecieron en la orilla oriental del río Jordán hacia el siglo XIV a.C. Estaban sometidos al reino de Israel, al que pagaban tributos desde los tiempos de David, y mantenían frecuentes conflictos con las tribus vecinas del oeste. Quemos era la deidad nacional de los antiguos moabitas, cuyo nombre probablemente significaba «destructor», «dominador» o «dios pez». Si bien se lo asocia con los moabitas, de acuerdo con el Antiguo Testamento de la Biblia, Jueces 11:24, parece también haber sido la deidad de las tribus amonitas. Su presencia en el mundo del Antiguo Testamento era bien conocida, ya que su culto fue importado a Jerusalén por el rey Salomón, último monarca del pueblo unido de Israel. El desprecio hebreo por la adoración a esta deidad se hizo evidente en una maldición plasmada en las escrituras: «La abominación de Moab” (1 Reyes 11:7). La información en los antiguos libros reporta una serie de reformas realizadas por el rey Josías de Judá con la finalidad de destruir la rama israelita que le rendía culto a Quemos y otras deidades (2 Reyes 23).  

Evidencia sobre la naturaleza de Quemos

La información sobre Quemos es escasa, aunque la arqueología y los textos hallados pueden ofrecer una imagen más clara de la deidad. En 1868, un descubrimiento arqueológico en la antigua localidad de Dibon, Jordania, proporcionó a los estudiosos más pistas sobre la naturaleza de Quemós. El hallazgo, conocido como la Piedra Moabita o Estela de Mesa, es un monumento de piedra de basalto negro erigido por el rey Mesa alrededor del 860 a.C., con una inscripción escrita en hebreo antiguo donde se registra la victoria y los esfuerzos del rey de los moabitas para derrocar el dominio israelita sobre Moab. El vasallaje había existido desde el reinado de David (2 Samuel 8: 2), pero los moabitas se rebelaron ante la muerte del rey de Israel Ajab (2 Reyes 1).

La Piedra Moabita o Estela de Mesa

La Piedra Moabita es una fuente de información de valor incalculable sobre Quemos. En el texto grabado en la roca se le menciona hasta doce veces. También nombra a Mesa, rey de Moab, como el hijo de Quemos. El rey Mesa deja claro que entiende la ira de Quemos y la razón por la que permitió que los moabitas cayeran bajo el dominio de Israel. La ubicación en la que dispuso Mesa el monumento de piedra, en un lugar elevado, también es un indicador que le estaba rindiendo honores al dios Quemos. La sinopsis del texto señala que el rey Mesa se dio cuenta de que Quemos intentó recuperar en un momento dado la autonomía del reino de Moab, por lo cual le estaba agradecido. 

Sacrificios humanos como ofrenda a Quemos

La información obtenida en 2 Reyes 3:27, indica el sacrificio humano como ritual habitual ofrecido a Quemos. Esta práctica, aunque espantosa, ciertamente no era exclusiva de los moabitas, ya que tales ritos eran comunes en los diversos cultos religiosos cananeos, incluidos los de los dioses Baal y Moloch. Mitólogos y otros eruditos sugieren que tal actividad puede deberse al hecho de que Quemos y otros dioses cananeos como los citados Baal y Moloch, y también Thammuz y Baalzebub eran todos personificaciones del sol o de los rayos del sol. Representaban el calor cruel, inevitable y a menudo letal del sol de verano, un elemento necesario para la vida pero también mortal muchas veces. Existe analogía de estos aspectos con otras civilizaciones, como el culto al sol por los aztecas, que también involucraba rituales con sacrificios humanos.  

El trasfondo del texto en la piedra moabita parece revelar algo de la naturaleza de la religión en las regiones semíticas de la época. De hecho, indica que las diosas eran secundarias y en muchos casos se disolvían en o se combinaban con deidades masculinas. Hay inscripciones en la piedra moabita en las que se hace referencia a Quemos como «Astor- Quemos «. Tal reseña revela la masculinización de Astarté, una diosa cananea adorada por los moabitas y otros pueblos semíticos. Los eruditos también resaltan que el papel de Quemos en la inscripción de la piedra moabita es análogo al de Yahvé en el libro de los Reyes del Antiguo Testamento de la Biblia. Así pues, cabe interpretar que la consideración semítica por las respectivas deidades nacionales operaba de manera similar de una región a otra. 

Fuentes

Biblia. El antiguo testamento. (Traducción de la NVI) Grand Rapids: Zondervan, 1991.

Burton, Judd H. «Chemosh: Ancient God of Moabites.» ThoughtCo, Aug. 28, 2020, thoughtco.com/chemosh-lord-of-the-moabites-117630.

Chavel, Charles B. «La guerra de David contra los amonitas: una nota sobre la exégesis bíblica». The Jewish Quarterly Review 30.3 (enero de 1940): 257-61.

Easton, Thomas.  El Diccionario Bíblico Ilustrado. Thomas Nelson, 1897.

Emerton, JA. «El valor de la piedra moabita como fuente histórica». Vetus Testamentum   52.4 (octubre de 2002): 483-92.

Hanson, KC. Colección de documentos semíticos occidentales de KC Hanson.

La Enciclopedia Bíblica Estándar Internacional.

Olcott, William Tyler. Conocimiento del sol de todas las edades. Nueva York: GP Putnam’s, 1911.

Sayce, AH. «Politeísmo en el Israel primitivo». The Jewish Quarterly Review 2.1 (octubre de 1889): 25-36.

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Emilio Vadillo (MEd)
(Licenciado en Ciencias, Master en Educación) - COORDINADOR EDITORIAL. Autor y editor de libros de texto. Editor (papel y digital). Divulgador científico.

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